sábado, 2 de agosto de 2014

STAR TREK INTO DARKNESS



Bienvenidos a una de las mejores secuelas de los últimos años.

Dirigida por J.J. Abrams, y respetando la línea argumental de cada personaje, e introduciendo los nuevos con asombrosa facilidad, Star Trek Into Darkness es un emocionante viaje a través del espacio sci-fi, pero más que todo, una travesía al interior de los protagonistas, mostrándonos como sus fortalezas son puestas a prueba en momentos de incertidumbre.

No voy a hacer un resumen de la trama, porque cada espectador debe descubrir ese inteligente guión  por sí mismo, sólo voy a dar mi opinión sobre el producto que consumí con ansias:

La trama es inteligente, divertida, afilada; los efectos especiales no son la película, son un complemento bien operado. Los manejos de cámara son extraordinarios, brindándonos movimientos de casi 360° sin marearnos. Las emociones son simples y viscerales.
Las actuaciones están a la orden del día, con un par de regalos para los die-hard trekkies, y un robo mayúsculo del spotlight de parte de Benedict Cumberbatch -no se debe a que yo sea una Cumberbitch, se debe a que su actuación es magistral a pesar de su exceso de vocalización en algunas ocasiones-. Su John Harrison (Khan) es tan temible y completo que su final es más que muy satisfactorio. Chris Pine está perfecto como el obstinado héroe James Kirk, Zachary Quinto repite una vez más su limpia interpretación de Spock, un sangre mestiza enamorado de la talentosa Uhura (Zoe Saldana).
Karl Urban y Simon Pegg son la cuota cómica, para relajar un ambiente cargado de violencia y tensión subrepticia.

Hay risas, hay lágrimas, hay gritos (por lo menos de mi parte, los hubo) y hay sonrisas de satisfacción al final de la cinta.

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