De entrada la película resulta atractiva por el
ensamble de celebridades talentosas -Robert DeNiro, Sigourney Weaver, Toby
Jones, Cillian Murphy y la increíblemente madura Elizabeth Olsen-, y
por el curioso tema argumental: dos profesionales investigan casos
paranormales, desenmascarando a los charlatanes que abusan de la ingenuidad
humana.
Tom (el maravilloso Murphy), es un joven físico que trabaja
junto a Margaret (Weaver), quien gracias a sus conocimientos en parasicología
desentraña los secretos de los falsos psíquicos con facilidad pasmosa. Pero
debido a la presencia de un viejo espiritista famoso (un apagado DeNiro), las
cosas comienzan a complicarse para la pareja de “escépticos”.
Situaciones inexplicables, demonios personales, y temores internos
cubiertos por una manta de imágenes predecibles, hacen de Red lights una cinta
fácil de observar, fácil de digerir y fácil de disfrutar, a pesar de sus
incontables diálogos cliché y la actuación decepcionante del gigante DeNiro, quien
no parece dar lo mejor de sí.
Para subrayar, las actuaciones de los jóvenes en el filme,
Cillian Murphy tan acertado como siempre (si no lo han visto en Breakfast in
Pluto, The wind that shakes the Barley, Sunshine y On the edge, ¿qué están
esperando?), y la relativamente nueva Elizabeth Olsen, hermana menor de las
gemelas Olsen, quien por suerte parece no compartir con sus hermanas el gusto
por interpretar roles faltos de cerebro.
A pesar de la ausencia de sorpresas, y el discurso final
(que, a opinión personal, es una treta bastante básica para poner punto final a
una película que no puede explicarlo todo en imágenes), la cinta me gustó.
Mucho.
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