sábado, 2 de agosto de 2014

THE PERKS OF BEING A WALLFLOWER



Tras leer el libro tres veces, encontrando en cada una de ellas un elemento nuevo y magnífico, llegué a esta cinta con el corazón lleno de esperanza y los ojos ávidos de ver en imágenes lo que mi alma deseaba, pero salí tristemente decepcionada.
Y no lo tomen a mal, no es una mala película, pero no es tan buena como debió ser con el material que tenía como base. Lo audiovisual no le hace justicia a la magnitud, a la calidad... al poder del libro, porque sí, el libro es exactamente eso: poderoso.

El film carece de la fuerza narrativa de la novela de Chbosky, y es una situación bastante irónica, porque fue el mismo autor quien escribió el guión y dirigió su obra.
Aun así, tiene elementos brillantes que hacen de ella una historia independiente con la que cada uno de nosotros puede identificarse. Entre dichos elementos está el ritmo pausado y tranquilo, alejado de las películas rimbombantes sobre preparatorias norteamericanas, que nos sumerge en un ambiente más real; sin embargo, la joya más resplandeciente de todo el conjunto es la natural y delicada actuación de los tres personajes centrales.

Ezra Miller hace una sobresaliente interpretación de Patrick, un chico homosexual, que nos muestra las dos caras de esa moneda: la divertida extravagancia de una persona que no se siente avergonzada de lo que es, y la vulnerabilidad de un ser humano con el corazón roto a causa del miedo de su pareja "heterosexual"; Emma Watson le dice adiós a Hermione, retratando a Sam, una chica de clase media alta con un pasado turbio, viéndose cómoda en un rol apartado de su rígida naturaleza británica.
Y Logan Lerman...
Debo empezar diciendo que lamento no haberle dado el crédito que merecía desde el principio. No confiaba en él para ser el protagonista Charlie... digo, el Charlie real, el del libro, ese Charlie con una especie de Síndrome de Asperger y comentarios venidos de ninguna parte, pero vaya que sí lo es. Sus momentos brillantes son justamente esos tomados casi al pie de la letra de las páginas de la novela, y es tan conmovedor como el adolescente  ignorante de sus propios problemas, que al verlo descorrer cada uno de los velos para descubrirlos, no podemos evitar que nuestros corazones sigan latiendo dolidos e impotentes.
Las otras estrellas en el cast: Paul Rudd, Kate Walsh, Dylan McDermott, Nina Dobrev, Johnny Simmons y Mae Whitman, no tuvieron chance de desempeñarse bien, debido a la simpleza del guión. Y es casi vergonzoso, porque dos de sus personajes, el de Rudd y el de Dobrev, eran parte vital para el desarrollo de Charlie como un joven adulto.

Para resumir, y olvidándome de mi fanatismo hacia el libro, es un buen filme. Como una especie de The Breakfast Club para las nuevas generaciones, con menos brillo, más drogas, menos humor fácil y más oscuridad.

“Bienvenido a la isla de los juguetes rotos” — Sam.

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