Tras leer el libro tres veces,
encontrando en cada una de ellas un elemento nuevo y magnífico, llegué a esta
cinta con el corazón lleno de esperanza y los ojos ávidos de ver en imágenes lo
que mi alma deseaba, pero salí tristemente decepcionada.
Y no lo tomen a mal, no es una mala película, pero no es tan
buena como debió ser con el material que tenía como base. Lo audiovisual no le
hace justicia a la magnitud, a la calidad... al poder del libro, porque sí, el
libro es exactamente eso: poderoso.
El film carece de la fuerza narrativa de la novela de
Chbosky, y es una situación bastante irónica, porque fue el mismo
autor quien escribió el guión y dirigió su obra.
Aun así, tiene elementos brillantes que hacen de ella una
historia independiente con la que cada uno de nosotros puede identificarse.
Entre dichos elementos está el ritmo pausado y tranquilo, alejado de las
películas rimbombantes sobre preparatorias norteamericanas, que nos sumerge en
un ambiente más real; sin embargo, la joya más resplandeciente de todo el
conjunto es la natural y delicada actuación de los tres personajes centrales.
Ezra Miller hace una sobresaliente interpretación de
Patrick, un chico homosexual, que nos muestra las dos caras de esa moneda: la
divertida extravagancia de una persona que no se siente avergonzada de lo que
es, y la vulnerabilidad de un ser humano con el corazón roto a causa del miedo
de su pareja "heterosexual"; Emma Watson le dice adiós a Hermione, retratando a
Sam, una chica de clase media alta con un pasado turbio, viéndose cómoda en un
rol apartado de su rígida naturaleza británica.
Y Logan Lerman...
Debo empezar diciendo que lamento no haberle dado el crédito
que merecía desde el principio. No confiaba en él para ser el protagonista
Charlie... digo, el Charlie real, el del libro, ese Charlie con una especie de
Síndrome de Asperger y comentarios venidos de ninguna parte, pero vaya que sí
lo es. Sus momentos brillantes son justamente esos tomados casi al pie de la letra de las páginas de la
novela, y es tan conmovedor como el adolescente ignorante de sus propios problemas, que al
verlo descorrer cada uno de los velos para descubrirlos, no podemos evitar que
nuestros corazones sigan latiendo dolidos e impotentes.
Las otras estrellas en el cast: Paul Rudd, Kate Walsh, Dylan
McDermott, Nina Dobrev, Johnny Simmons y Mae Whitman, no tuvieron chance de
desempeñarse bien, debido a la simpleza del guión. Y es casi vergonzoso, porque
dos de sus personajes, el de Rudd y el de Dobrev, eran parte vital para el
desarrollo de Charlie como un joven adulto.
Para resumir, y olvidándome de mi fanatismo hacia el libro,
es un buen filme. Como una especie de The Breakfast Club para las nuevas
generaciones, con menos brillo, más drogas, menos humor fácil y más oscuridad.
“Bienvenido a la isla de los juguetes rotos” — Sam.
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