miércoles, 8 de febrero de 2017

HIDDEN FIGURES

A veces surgen películas bonitas, bien hechas, conmovedoras más no devastadoras, que se dejan disfrutar como un helado en una tarde caliente. Eso es Hidden Figures para mí. En una temporada llena de películas con alto contenido dramático, la historia del grupo de mujeres afroamericanas que trabajaban como computadoras para la NASA durante el nacimiento de la era espacial norteamericana, resultó refrescante.

Bajo la dirección de Theodore Melfi (St. Vincent), las tres protagonistas se lucen en roles inspiradores y valientes. Taraji P. Henson interpreta a la superdotada Katherine Goble, Octavia Spencer a la adorable Dorothy Vaughan y Janelle Monáe a la efervescente Mary Jackson, y rodeadas de actores como Mahershala Ali, Kevin Costner (AKA Envejezco como los dioses) y Kirsten Dunst, llenan de matices sus personajes enriqueciendo una trama que tal vez hubiera resultado demasiado densa si sólo se hubiera concentrado en la parte académica.
El único que no me gustó en el reparto, fue Jim Parsons, quien no logra alejarse de Sheldon Cooper de The Big Bang Theory.

De buen ritmo, buen argumento y muy buenas actuaciones, ésta película, la bonita, no la más trágica o la mas rimbombante, será la que busque en el futuro para repetir cuando quiera sentirme un poquito satisfecha con el mundo. Cuando quiera pensar que no todo es malo. Cuando quiera recordar que eventualmente a todos nos llega una recompensa si sabemos luchar nuestras batallas.


HACKSAW RIDGE

Dirigida por Mel Gibson, y basada en hechos reales, la película nos cuentra la historia de Desmond Doss, un soldado-paramédico enviado a Japón durante la Segunda Guerra Mundial, quien para mantenerse fiel a sus ideales religiosos, escogió enlistarse sólo para salvar vidas y entrar en combate sin armas para defenderse. Efectivamente es una premisa muy atractiva, pero por poco la narrativa de la primera mitad me hizo perder la fe. Lenta, cursi y con diálogos algo ridículos me hizo sentir incómoda e incluso preguntarme qué carajos estaba pensando Gibson para llenar de tanto azúcar su película. Corto tiempo después, comencé a entenderlo. Tenía que endulzarnos a modo de preparación para el festival de violencia que venía luego.

Andrew Garfield está perfecto como Doss en sus dos etapas, la ridícula pero de algún modo adorable, y la heroica totalmente convincente. Es un gran actor (lo vengo diciendo desde esa dolorosísima Never let me go), y lo sigue demostrando cada vez que tengo el placer de verlo de nuevo. Logró conmoverme hasta las lágrimas en unas tres ocasiones sólo con sus expresiones faciales. Teresa Palmer cumple, pero ahí se queda, siendo un hermoso personaje decorativo. Hugo Weaving como un alcohólico veterano de guerra no me convenció mucho, y Rachel Griffiths, quien interpreta a su esposa, sólo tiene uno o dos momentos rescatabes.
Sam Worthington, conocido por interpretar a Jake Sully en la (aún maravillosa para mí) Avatar, lo hace bien como el Capitán Glover, un personaje recalcitrante con un tardío cambio de corazón, y Vince Vaughn conocido sobre todo por comedias y ese desastroso remake de Psycho, logra conectar con el público gracias al Sargento Howell. Sin importar lo desagradable que sea, no le deseamos mal. Con ambos me pasó algo similar a lo que me ocurrió con David Schwimmer en Band of Brothers: sorpresa muy agradable.

La acción es aterradora, y no uso ese término a la ligera. Realmente sentí deseos de salir corriendo de la sala de cine durante las escenas más violentas, pero supongo que eso está bien, me sumergí. El sonido es sobrecogedor, no sería raro que se llevara algún premio Oscar por la mezcla o edición del mismo.

¿Es una gran pelicula? Tal vez no, pero es una muy buena, y a pesar de ese comienzo soporífero, muy buena es suficiente para mí.