lunes, 8 de julio de 2013

We Need To Talk About Kevin

De esas películas raras, pero sabrosas.



Protagonizada por Tilda Swinton, John C. Reilly, y el cada vez más brillante Ezra Miller, We need to talk about Kevin es el retrato perfecto de la infancia y adolescencia de un sicópata, y las repercusiones de sus actos en el entorno familiar y social.
Swinton caracteriza a Eva Khatchadourian, una mujer de espíritu libre, quien ve truncada su perfecta vida suburbana por un embarazo no deseado. Aunque Franklin (Reilly), su pareja, es comprensivo, tierno y dedicado, para ella no es suficiente, y definitivamente resulta poco una vez el fruto de su “amor”, ese hermoso bebé Kevin (Rocky Duer), comienza a demostrar un claro comportamiento sociopático; si es genético o adquirido, el espectador lo decidirá.
La heterodoxa conducta de la criatura empeora con la edad y con la llegada de su pequeña hermanita, haciéndolo aterrador en su temprana infancia, cuya interpretación por parte de Jasper Newel está tan bien lograda, que vamos a pensarlo dos veces antes de mirar con ternura a un grupo de críos de jardín de infantes.
Es entonces que llegamos a la vida del Kevin adolescente (Miller), quien se ha transformado en un hermoso hombrecito soberbio, seguro de sí mismo, de sus percepciones, cualidades y hábitos.
Una serie de eventos desafortunados -la perpetua negación del padre, el regalo navideño, la pésima comunicación con la madre-, desencadenan el último gran acto del chico, el premio mayor a su ego y a su inconsciencia, que es, al mismo tiempo, una clara venganza en contra de su desdichada progenitora.
El film tiene tres elementos perfectos: el ritmo, más que lento, pausado, se lo toma todo con calma porque es una buena historia, ¿para qué apresurarse?; la línea temporal, que viaja constantemente del presente al pasado y viceversa, ayudándonos a entender la perspectiva de Eva; y las actuaciones soberbias de Tilda y Ezra, quienes encarnan tan bien sus roles que es imposible concebir otro par de actores para desempeñarlos. Tienen que verlo para creerlo.
En resumen, es un gran film, de esos que da para pensar...
Un muy buen rato.

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