La película escrita, dirigida y protagonizada por Joseph
Gordon-Levitt, resulta ser una alternativa diferente en el mercado de refritos
y adaptaciones de Hollywood, pero no sale del todo bien librada debido a sus
inevitables clichés.
Sin embargo, las actuaciones son tan acertadas que opacan el
guión predecible.
Jon (Gordon-Levitt), un casanova de ascendencia italiana,
adicto al porno y al sexo casual, conoce a Barbara (Scarlett Johanson con un
impresionante manejo del White Trash Talk), la única fémina que parece
resistirse a sus encantos.
Tras conquistarla, y debido a la “persuasión” de la mujer
(cuya única intención es alardear de su novio estudiante), Jon decide tomar
unas clases universitarias en las que coincide con Esther (Julianne Moore), una
deshecha pero divertida mujer que resulta refrescante en su vida vacía.
Para resaltar, la transformación física de Joseph, el manejo
del wigga lingo de Scarlett (Seis estrellas de cinco) y la actuación de Tony
Danza como el padre de Jon.
Una película digerible y entretenida, pero, para mí,
olvidable.
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