domingo, 22 de enero de 2017

MANCHESTER BY THE SEA

Llegué a esta cinta sin leer críticas muy detalladas, esperando simplemente una buena película, y me sorprendió gratamente descubrir que es una extraordinaria. Del director Kenneth Lonergan (Margaret, You can count on me), conocido también por su trabajo como guionista (Analyze This, Gangs of New York), Manchester by the sea es un íntimo retrato de cómo el dolor, ese dolor insondable que sólo una gran pérdida puede causar, se queda en nosotros como un tatuaje en la piel.
El personaje principal, Lee Chandler, es un conserje a quien pronto le cambia la vida cuando le comunican que su hermano mayor ha muerto y lo ha dejado a cargo de su único hijo. En cuidadosos "flashbacks", muestran un Lee apasionado, que tiene una familia cariñosa, y lleva una relación cercana con su hermano y su sobrino, y poco a poco la película nos va revelando las circunstancias que lo llevaron a distanciarse de su familia adoptando un estilo de vida carente de entusiasmo.

Casey Affleck es magnífico como Lee, y representa de forma efectiva todas las facetas de este personaje, conmoviendo profundamente al espectador. Nunca esperé tal calidad actoral de parte suya. Kyle Chandler como su hermano mayor Joe, convence, e incluso consigue que el público se encariñe con él y lamente su desaparición. Michelle Williams, a pesar del poco tiempo en pantalla, entrega una interpretación sólida y emotiva, pero probablemente quien se destaca más -después de Affleck- es el jovencito Lucas Hedges, quien personifica a Patrick, el sobrino de Lee. Las interacciones entre ambos, llenas de choques y fuerza interpretativa, le dan perspectiva a los conflictos.

Increíblemente dura, de narrativa en dos tiempos para no soltarlo todo de golpe, y embellecida con los tranquilos y fríos paisajes marítimos, Manchester by the sea es la película obligada de la temporada para los amantes del cine de drama con argumentos inteligentes y diálogos desesperanzadores.
En su infinita tristeza y terrible realidad, y a pesar de haberme hecho llorar en varias ocasiones, quiero verla de nuevo. Es una hermosa obra que nos recuerda la fragilidad del ser humano, y la importancia de vivir y atesorar cada momento con nuestros seres queridos.

Si tienen oportunidad de verla, no lo duden. Vale la pena.



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