Tarsem Singh dirige una obra de arte en movimiento
protagonizada por el britanizado Lee Pace (Thranduil en El Hobbit) y la conmovedora
Catinca Untaru.
El filme trenza la realidad y la fantasía con asombrosa
delicadeza, logrando sumergirnos en la historia de Alexandria, una pequeña niña
que pasa sus días en un hospital de los años 20, debido a una fractura de brazo;
y de Roy, un hombre inválido, amargado, que entabla relación con ella gracias a
su talento como creador de historias épicas, llenando su joven cabeza de ilusiones,
con un propósito oculto.
La realidad de la película está bien cuidada, establecida
con pulcritud en el espacio temporal. La fantasía, es mágica, hipnótica, heroica
como pocas veces se ve en la cinematografía actual, y resulta incluso más
meritoria cuando recordamos la calidad de fábulas sucias y frívolas que ha
preferido la humanidad en los últimos años.
Las imágenes, sin efectos computarizados, son tan magníficas
que parecen sacadas de un sueño y nos envuelven de la misma forma en que la
historia envuelve a la niña, y el argumento nos absorbe hasta el punto en el
que no queremos ver el final de la cinta.
En definitiva, es un must; ya sea por amor al cine, por amor
al arte, o simplemente por amor a la belleza.
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